sábado, 9 de diciembre de 2017

La culpa es de internet

A mi nadie puede decirme que no me tomo en serio lo de comprar el pescado. 

Nadie.

En esta casa se come pescado todos los martes y jueves desde que puedo recordar. Siempre me he encargado personalmente de ir al mercado para, ya fueran unas simples sardinas o unos buenos lenguados, asegurarme de que fuera todo bien fresco. Y si no recuerdo mal, habré faltado a mi cometido solo por motivos de salud propios o ajenos.

Pero hoy estaba esperando mi turno en el puesto de siempre y alguien hablaba sobre todas estas noticias que nos están cayendo como fuego abierto: mujeres asesinadas, mujeres violadas, mujeres acosadas… y al parecer, no solo aquí, está sucediendo por todas partes; un carrusel de noticias desmoralizadoras para cualquiera con un mínimo de humanidad.

Entonces va una y dice: «La culpa de todo la tienen las drogas». Las drogas. Estuve a punto de replicar pero es que no tenía ganas de tangana, yo solo quería comprar un congrio precioso al que había echado el ojo nada más entrar y venirme corriendo para casa con él. Pero la tangana se ha armado igual porque alguien ha empezado con que si los chavales hacían tonterías por culpa de las malas compañías. Y yo mirando mi congrio. Entonces salta una que estaba a mi lado con que algunas mujeres son promiscuas y hacen que sus parejas pierdan los nervios. Mi congrio, mi congrio. Otro, desde atrás, que si la droga la traen los inmigrantes. Las drogas otra vez, como si las drogas fueran persiguiendo a la gente para metérsele en el cerebro. Si yo ahora cogía ese congrio de casi un quilo y aporreaba con él a cualquiera de aquellas mentes pensantes, ¿la culpa sería del congrio?. «Claro que la culpa es de las drogas. Antes no pasaban estas cosas» escucho por ahí. Alguien replica que esas cosas han pasado siempre pero que ahora nos parece que suceda más por toda la información que nos llega a través de internet. Y la culpa de nuestra miseria humana, de nuestra absoluta falta de respeto por nuestros semejantes en cosa de un minuto ya había escapado de nuestras manos para responsabilizar a las drogas, a las malas compañías, a los inmigrantes, a las mujeres promiscuas y ya empezaba a ser posible que a alguien se le ocurriera que la culpa finalmente la tuviera internet. «La culpa de todo la tiene internet», ha dicho entonces una de las pescaderas.

No me mires así, Raspa. Me da igual que sea martes. Yo ya no tengo edad para escuchar según qué tontadas; el médico me tiene frita con la tensión y está empeñado en que no tome más café pero son este tipo de cosas las que a mí me quitan la salud. Así que deja de hacerte el exquisito porque tengo dos malas noticias para tí: la primera es que si no te comes ese pienso no hay nada más y la segunda es que no pienso compartir mi tortilla contigo. 


A cuidarse.

PD: a ver si empezamos todos a buscar menos excusas y más soluciones.

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